miércoles, 29 de agosto de 2012

El entorno

Hace algunos días platicaba con algunos amigos psicólogos y salió el tema de la depresión y el suicidio. Yo les pregunté acerca de su postura, sobre si este tipo de trastornos afectivos tienen un componente genético o no. Uno de ellos me respondió que es muy probable que sí lo tenga pero que, con todo, él apuesta a que lo que más influye en una persona es su entorno. Es decir, todas las circunstancias que rodean a la persona. Si una persona es propensa a desarrollar cierto trastorno y las circunstancias son tales o cuales, pues habrá mayor posibildad de que el trastorno, efectivamente, se manifieste.
Recién me diagnosticaron, tomé una postura más hacia lo genético cuasi determinísticamente. La psiquiatra me había dicho que no se trata de individuos bipolares, sino de familias bipolares. Usualmente, en la familia del bipolar pueden rastrearse historias del tío loco o de la bisabuela rara. En mi familia, efectivamente, abundan las historias de este tipo. De hecho, tengo noticia de al menos tres suicidios. 
La verdad es que yo tuve una infancia feliz, y tengo la fortuna detener buenos padres y buenos hermanos. Esto me llevó a pensar en la supremacía de lo genético.
Ahora, me voy más por un punto intermedio. Definitivamente, saber más del trastorno me ha permitido saber más acerca de mí y de mi familia. Pero también puedo ver que aquellos miembros de la familia que han vivido circunstancias difíciles suelen tener las historias más extremas. Como el suicidio, por ejemplo, o como momentos de euforia que los hacían abandonarlo todo (todo, literalmente), salir de casa sin rumbo fijo y llegar inclusive hasta otros continentes.