lunes, 11 de abril de 2011

Bienvenidos

Pues bien, finalmente me decidí a abrir este blog.
Hace cinco años me diagnosticaron trastorno bipolar tipo 2, luego de un periodo de hipomanía seguido de una profunda depresión. Desde entonces me he tomado en serio la tarea de conocer a fondo el trastorno. Mucho de lo que ha llegado a mis manos habla de cómo el diagnóstico de una enfermedad de este tipo puede significar una condena para el paciente, puesto que es una enfermedad con la que uno ha de vivir para siempre. Para mí no fue una condena, al contrario. Cuando me dieron el diagnóstico más bien sentí alivio. Alivio de poder entender qué era lo que estaba pasando y por qué me sentía como me sentía sin que, aparentemente, pudiera hacer algo para controlarlo. Para controlarme. Saber que no era mi culpa era saber que no era una persona débil, como temía.
En una consulta a la que también asistieron mis padres, la psiquiatra que me diagnosticó dijo unas palabras esenciales: Una persona con trastorno bipolar no puede sentirse culpable por sentirse triste o excitada, ni puede ser culpada por ello, de la misma manera en que a nadie se le ocurriría pedirle a una persona con diabetes o con hipertensión que controle a voluntad sus niveles de azúcar o su presión arterial.
Sucede que uno de mis padres es diabético y, al escuchar eso, me dijo: Bien, lo difícil es cuando no sabes de dónde viene el problema pero, ahora que lo sabes, ya puedes hacer algo. Me lo dijo una persona que duró más de veinte años sin mayor medicamento para su diabetes que el hacer ejercicio y el cuidar su alimentación. Claro, su diabetes no es juvenil, pero mi trastorno bipolar es tipo 2. Y claro, con los años él también tuvo que recurrir a medicamentos. Pero eso significaba que yo también podía hacer algo.
Y lo hice.
O lo intento.
Este blog es para compartir con todos aquellos interesados en el trastorno bipolar, o en enfermedades parecidas, que es posible hacer algo para mejorar nuestra calidad de vida más allá de tomar pastillas y psicoterapias. Para decirles que no es una condena. Que si bien forma parte de nosotros, la enfermedad no determina lo que somos. Y que, en suma, es posible vivir bien. Y vivir feliz.
Espero que les sea útil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario